Lectura del día

Novena a Santa Teresa de Jesús

Novena a Santa Teresa de Jesús

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICCIÓN

Dulce Jesús de mi vida, prenda de mi corazón, a tus pies yo me arrodillo y te pido perdón, te pido de penitencia me des la absolución, por si este día, esta noche, me muero; me sirva de confesión.
Que el padre me dé su gracia, y el hijo su bendición, que la Santísima Virgen María me conforte, por si a la hora de mi muerte no puedo pedir perdón, ahora te lo pido con un acto de contrición:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh! dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tenéis rendido a vuestros pies para manifestaros que os amo sobre todas las cosas y con el pesar de haberos ofendido, y os suplico de todo corazón me perdonéis mis culpas y pecados; os suplico también pidáis a vuestra queridísima Madre, María Santísima, me conceda la gracia para asistir a esta Novena en honra de vuestra seráfica y predilecta hija Santa Teresa.
Amén.

Avemaría...

ORACIÓN A SANTA TERESA

Gloriosísima madre y seráfica virgen Santa Teresa de Jesús, esposa amante de Jesucristo, hija muy amada de la madre de Dios, vigilante reformadora de su sagrada orden del Carmen, ángel purísimo en la admirable candidez del alma y cuerpo, iluminado querubín en celestial sabiduría, y serafín abrasado en amor de Dios; a vuestras virginales plantas llego, solicitando vuestra piedad en esta Novena. Bien quisiera haber empleado toda mi vida en imitar vuestras heroicas virtudes, para que así fuese digno de que intercedas por mí ante la Divina Majestad, para que yo emplee lo que resta de mi vida en disponer mi alma para conseguir una feliz muerte. Pero, aunque no soy digno de que lleguen a vuestros oidos mis súplicas, confío en que vuestros elevados méritos han de inclinar la divina clemencia, para que yo logre el cumplimiento de mis deseos y peticiones. Os Ruégo, gloriosa virgen, os dignéis aceptar el corto obsequio que os ofrezo en esta Novena, y alcanzadme de vuestro divino esposo la gracia y favor que en ella os pido, si conviene para mayor honra y gloria suya, obsequio vuestro, y bien de mi alma.
Amén.


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Día


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GOZOS

Por tu seráfico ardor
Del Carmelo eres Princesa:
¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

I
Morir siendo niña intentas
por la gloria de tu amado;
pero no africano airado
puso en tí manos violentas.
El darte palma mejor
fué del amor dulce presa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

II
Violentado el natural
en contienda belicosa,
te consagras por Esposa
del Príncipe celestial
Exhalar busca tu ardor
los Vesubios que represa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

III
Tal volcán tu corazón
reconcentra, y tan fogoso,
que dulcemente envidioso
le hiere angélico harpón,
Como en él triunfó el amor
de su fuego fué pavesa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

IV
Cual vara a Ester misteriosa
un clavo te alarga Cristo;
y con pasmo poco visto
te dice: ya eres mi Esposa.
Que celes, dice, su honor,
y en su celo te interesa.

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

V
Al Sacro monte Carmelo
ilustras con nuevas flores;
y renuevas sus verdores
con infatigable anhelo.
Debe a tu heroico valor
los rigores que hoy profesa.

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

VI
Tanta es tu sabiduría,
y tal doctrina atesora,
que te acredita doctora
en mística Teología.
De tus libros el primor
a todo sabio embelesa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

VII
Con un collar misterioso,
y ropa de gran belleza,
acreditan tu pureza
María y su casto Esposo.
Angélico es tu candor,
pues hasta el Cielo lo expresa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

VIII
Las tres Personas divinas
forman solio en tu interior,
acrecentando el favor
con expresiones muy finas.
Por gracia de ese tenor
grande el mundo te confiesa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

IX
El amor su flecha toma
para quitarte la vida;
y tan diestro fué en la herida,
que la transformó en paloma.
Más fuego busca tu ardor
volando a la empírea mesa:
Por tu seráfico ardor,
Del Carmelo eres Princesa:

¡Oh soberana Teresa,
quién no admira tu fervor!

ORACIÓN FINAL

Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo.
Amén.

BENDICIÓN FINAL

   Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros, no apartes, ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes; y ya que nos amas tanto como verdadera Madre, haz que nos bendiga: el Padre, el Hijo , y el Espíritu Santo. Amén.