Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Dulce Jesús de mi vida, prenda de mi corazón, a tus pies yo me arrodillo y te pido perdón, te pido de penitencia me des la absolución, por si este día, esta noche, me muero; me sirva de confesión.
Que el padre me dé su gracia, y el hijo su bendición, que la Santísima Virgen María me conforte, por si a la hora de mi muerte no puedo pedir perdón, ahora te lo pido con un acto de contrición:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh María del Perpetuo Socorro!
Que tu bendición nos acompañe y proteja:
En los momentos de enfermedad, Hambre, persecución y mal.
Oh María, consuélanos en las penas y dolores de la vida!
Amén
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!. Tú conoces todos los dolores de mi vida, y sobre todo la gran pena que hoy me trae a tus pies maternales.
Adoro la Divina Voluntad y beso resignado, la mano de Dios que me prueba y hoy como ayer y siempre, confío en su inmenso poder y en su misericordia infinita.
Pero él puso en tu corazón, las riquezas de su bondad, y en tus manos los tesoros, de su omnipotencia! Por eso acudo a ti, Madre Mía Del Perpetuo Socorro.
Señora y Madre mía, las sombras del dolor Me envuelven por todas partes y no sé a qué puerta llamar para tener algún consuelo, en esta tristeza que me ahoga.
Los hombres, unos me son adversos, otros me persiguen, otros me olvidan, otros me miran con indiferencia. Los pocos que parecen compadecerse de mí, se declaran impotentes para remediar mi mal.
Sólo me quedas tú Madre mía del Perpetuo Socorro! Por eso a ti acudo lleno de confianza y amor. ¡Eres la Madre de Dios! ¡Eres mi Madre! Jesús aprieta tus manos para depositar en ellas su misericordia y su amor!
El primer milagro que obró en su vida mortal, lo obró movido por tus súplicas. ¿No puedes hacer ahora otra plegaria, como aquélla, en favor mío?
Madre mía del Perpetuo Socorro vengo a pedirte un milagro. Y que este milagro sea, para gloria de Dios, alabanza tuya y santificación de mi alma.
Aquí vendré nueve días seguidos a tus pies. ¿Quedará Tu Maternal Corazón insensible a mis ardientes y humildes súplicas? Porque eres buena, porque eres fiel, porque eres según el plan Divino, dueña de todos los tesoros de Dios, por eso confío en ti!
Sin embargo, que ahora y siempre se haga la voluntad de Dios, Así en la tierra como en el Cielo. Tú, Madre mía, hallarás en tu maternal corazón, recursos poderosos para que descienda, el bálsamo del consuelo, ahí donde siga el dolor, purificando mi vida.
¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro, en Ti confío!
INVOCACIONES
* Virgen del Perpetuo Socorro, cuyo solo nombre inspira confianza…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* En el momento difícil de la prueba, para ser fuerte…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Cuando haya tenido la desgracia de caer, para que vuelva a levantarme…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Frente a la mentira y a la injusticia, frente al afán de poseer para mantenerme libre…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Si se oscurece mi fe, decae mi esperanza y me enfrío en el amor…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Al participar en los sacramentos y en el servicio a Dios y a los hermanos…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* En todos los acontecimientos y ocupaciones de la vida…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Para estar atento a la Palabra de Dios y responder a sus dones…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Para conseguir con mí ejemplo que los demás te invoquen y te amen…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
* Madre mía, para ser fiel a Cristo, hasta llegar a la gloria del Padre…
«Madre de amor, ven en mi socorro»
Meditación
Las letras griegas del icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro a los lados de la corona, significan: "MADRE DE DIOS". Este título reúne muchos años dolorosos de lucha de la Iglesia contra las herejías que negaban la divinidad de Jesucristo.
María, desde el anuncio del Ángel Gabriel, recibió al Verbo Divino en su alma y en su cuerpo, y Ella hizo ingresar la vida de Dios en nuestro mundo. Por ello es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor.
Ella también tuvo que ser redimida y lo fue de una manera más excelente, en vistas a los méritos de su Hijo.
Ella es la Madre de Dios Hijo y, por eso, hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo.
Muchos de nuestros hermanos separados, los evangélicos, no la reconocen como Madre de Dios, y otros tampoco lo reconocen a Jesús como Hijo de Dios.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Santa María, ¡Madre de Dios!, ruega por nosotros pecadores. Entre todas las mujeres fuiste elegida para hacer que Dios fuera hermano nuestro por ser hijo tuyo.
Gracias a Ti el Señor no es alguien lejano, sino el Dios-con-nosotros.
Feliz de Ti que fuiste elegida para ser Madre de Dios.
Felices nosotros porque has hecho posible que Dios venga hasta nosotros y que nosotros podamos llegar hasta Dios.
Ruega por nosotros pecadores, para que volvamos a Dios y con él permanezcamos toda nuestra vida.
Ruega por nosotros, para que estemos con Dios en la hora de nuestra muerte. AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
La inscripción junto al rostro del Niño, en el icono de la Virgen, dice "JESÚS-CRISTO". O sea: el Salvador, el Ungido, o Mesís.
El pueblo hebreo, esperaba hacía ya mil años al Rey, hijo de David. A la pregunta de Jesús "¿quién dicen los hombres que soy yo?" respondió San Pedro: "Tú eres el Mesías", el Cristo, el Señor.
El Ángel se lo había dicho a María: "tendrás un hijo a quien pondrás por nombre Jesús... El Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin".
Jesús es el Señor del Universo. No un gobernante político, sino el corazón de la creación: por quien y para quien existe todo lo creado.
Su poder no lo ha conseguido dominando y destruyendo a los demás: sino entregándose, por la salvación de todos, a la muerte de cruz.
Después de la resurrección, Él hizo comprender a sus discípulos: "¿No era ecesario que el Cristo asumiera estos sufrimientos para poder entrar en su Gloria?"
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: yo creo que tu Hijo Jesús es el Dios Eterno que se ha hecho hombre en tu seno para ser mi Señor y Salvador. Yo creo en Jesucristo. Yo sé que con su muerte y resurrección, Él me ha abierto el camino de la Vida Nueva que es el amor y servicio.
Yo he sido ungido con el aceite consagrado para ser "cristiano"; para parecerme a tu Hijo, el Cristo, el Ungido.
Reconozco que mis pecados han demostrado la debilidad de mi fe. He preferido mis caprichos antes que la vida divina que Jesús me ha regalado.
Si te pido salud, trabajo, felicidad en el hogar y todas las cosas que preciso en la vida, lo que más pido es a tu Hijo Jesucristo. No permitas que me aparte de Él por el pecado. Acompáñame en la hora de mi muerte para que resucite junto con Cristo.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
La Madre del Perpetuo Socorro es una sabia maestra que, con unos símbolos dibujados en su imagen, quiere hacer de nosotros reales hijos de Dios.
La cruz, la lanza, la esponja empapada en vinagre sobre una caña y el ánfora de los perfumes de la sepultura que tienen los ángeles, nos hablan del Calvario y de la muerte redentora de Cristo.
Nosotros, en Adán y con los pecados propios, quisimos construir nuestra vida y felicidad prescindiendo de Dios. Y las consecuencias fueron: el sufrimiento, la soledad y la muerte.
Jesús, siendo Dios, al hacerse hombre encontró el camino de la felicidad en la aceptación plena de los designios amorosos del Padre.
Él venció la muerte y el pecado gracias a esa fidelidad al amor hasta las últimas consecuencias.
En su cuerpo resucitado el Domingo de Pascua, nos abrió el camino de la Vida plena. Siguiendo ese camino nos transformaremos, paso a paso, y reflejaremos en nosotros la imagen de Cristo.
En el Bautismo fuimos crucificados con Cristo. Día tras día vamos viviendo nuestra muerte, hasta que después de ella lleguemos a la Vida.
"Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su cruz de cada día y sígame" nos dice Jesús.
Cada domingo nos unimos al Cuerpo de Cristo, esperando nuestro domingo definitivo de la Gloria.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: ¡Cuántas veces recurro a Ti para que me saques de angustias y apuros como una madre cariñosa! Pero me olvido de seguir a Jesús para recibir de Él la salvación y liberación real y definitiva. Me preocupa más el dolor que hoy muerde mi cuerpo o mi corazón, que la Vida resucitada que Jesús me ofrece para que yo sea alegre en la esperanza y fuerte en el dolor.
Intercede por mí, para que los sentimientos de tu Hijo Jesús penetren cada vez más en mi corazón y llegue a vivir de acuerdo con sus ejemplos y enseñanzas.
Y en la hora de mi muerte ven a buscarme, para ser feliz contigo por siempre.
No permitas que el sacrificio de tu Jesús vaya a quedar inútil para mí. No permitas que yo me acostumbre a vivir en el pecado.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
El icono de la Virgen del Perpetuo Socorro contiene una aparente contradicción. Por un lado veo el sufrimiento y la muerte de Jesús; y por otra parte admiro las vestiduras, el oro y las coronas de gloria y triunfo.
Contemplamos a María como está ahora: cual Reina de los Cielos, en compañía de su Hijo transfigurado por la Gloria y eternamente joven.
La Virgen del Perpetuo Socorro nos está repitiendo lo fundamental de la predicación de los Apóstoles, el meollo de la fe cristiana: Que el Jesús muerto en la cruz ha resucitado; que ha vuelto junto al Padre, y que nos comunica por el Espíritu Santo la vida de Dios, que es nuestra salvación.
Jesús es el primero de los resucitados. Él es la Resurrección y la Vida. María, después de morir, fue arrebatada en cuerpo y alma por la fuerza de esa vida resucitada. Y los creyentes vivimos en la esperanza de la transformación final de nuestros cuerpos, ya comenzada en el Bautismo, cuando fuimos injertados en la Muerte y en la Resurrección de ese Cuerpo, Hijo de María.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
¡Oh, Madre del Perpetuo Socorro: en los días grises que nunca faltan, con solo ver tu imagen tan bella y gloriosa, se anima mi corazón pensando que ya vivo de la vida de Jesús. Todavía tengo que seguir peregrinando en la fe, para cumplir la misión que Dios me confió al ponerme sobre la tierra; pero mi esperanza está allá arriba, donde estás Tú con tu Hijo resucitado y donde llegará también este pobre cuerpo mío, cuando haya sido totalmente transformado por el Señor.
El Espíritu Santo que formó a Jesús en tu seno, también lo está formando en mi persona.
Ayúdame para que yo, con mis pecados, no me oponga e impida la obra de mi salvación.
¡Qué grande será mi felicidad cuando, junto con todas las personas que más amo sobre la tierra, goce de tu presencia sin temor alguno! No permitas que ninguno falte en ese día.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
El icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es una imagen de la Dolorosa, por los símbolos de la Pasión y por la tristeza del mirar de María.
Naturalmente nos invita a verla así, al pie de la cruz y escuchando la última recomendación del Hijo moribundo: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". A San Juan, que allí estaba, le dice: "Ahí tienes a tu madre". En Juan está la Iglesia entera: todos nosotros.
Cuando hoy llega a sus oídos la palabra ¡Madre!, en su corazón se unen el llamado de Jesús y el de la Iglesia: Jesús y nosotros.
Predestinada como Madre de Dios, fue su generosa y humilde compañera. No solo concibió a Cristo, lo alimentó, lo presentó al Padre en el templo y padeció junto con Él cuando moría en la cruz; sino que cooperó de una manera particular en la obra del Salvador por medio de su obediencia, su fe, esperanza y ardiente caridad, para que nosotros recuperásemos la Vida divina.
Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia. Esa maternidad comienza con el "sí" de Nazareth, que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz y continúa obteniéndonos los dones de la salvación.
Con razón, pues, es invocada en la Iglesia como socorro de sus hijos.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: ¡qué dulce y reconfortante es tu nombre! Como fuiste madre abnegada y solícita de Jesús durante sus treinta y tres años, así continúas protegiendo hoy a la Iglesia entera... a nosotros, que somos el Cristo que camina en este Tercer Milenio cristiano. Nosotros también sentimos temor ante el dolor y ante la cruz de cada día.
Por eso acudimos a Ti con filial confianza, sabiendo que nos quieres y eres poderosa para protegernos, ayudarnos y socorrernos.
Son muchas nuestras necesidades e incertidumbres.
Muchas veces perdemos el camino. No nos abandones, cuando confiadamente nos aferramos a tus manos como lo hace el Niño, en tu milagroso cuadro.
Ayúdanos cada vez que acudimos a Ti, sobre todo para alcanzar la paz de la conciencia.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
Durante todo ese largo tiempo María creció y maduró en la fe. Esa fe que es la respuesta de toda persona al Dios que se revela en Jesucristo.
Ella fue una fiel buscadora de Dios, como lo manifiesta su conocimiento de las Sagradas Escrituras demostrado en el Magníficat. Y al preguntar al ángel: "¿Cómo puede ser eso?", demuestra aquella inquietud humana para la cual sólo Dios es la respuesta.
El Arcángel Gabriel es el que, a la derecha de la imagen, lleva la cruz: nos hace unir en el recuerdo el principio y el fin de la vida de Jesús. Desde el "sí" de María a la voluntad del Padre en la Anunciación hasta el "sí" doloroso de la crucifixión.
Ella, en su búsqueda de la Palabra de Dios, logró que la Palabra Eterna se hiciera carne en su seno.
Fue fiel al aceptar la Voluntad de DIos: "Que se haga en mí como has dicho", aunque no entendiera totalmente el cómo. Aceptó el misterio no por simple resignación, sino como fidelidad a alguien, y se convirtió así en la primera y más perfecta discípula de Cristo
Además, fue constante con el Señor a quien se había dado comoesclava, a pesar de lo difícil que debieron resultarle tantas circunstancias: la pobreza del Mesías, la persecución de Herodes, la pérdida del Niño y su enigmática respuesta, el alejamiento progresivo de Jesús, las insidias de los fariseos, la traición de los amigos, los horrores del Jueves y Viernes Santo y la terrible soledad del Sábado.
Su constante fidelidad duró hasta el final. Ser fiel algunos días resulta fácil; serlo hasta el final, es perfección.
Ella mantuvo su disponibilidad de la Anunciación hasta el "todo está cumplido" de la cruz.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: ¡cuánto necesito arrepentirme, crecer y cambiar! Ayúdame a buscar y a encontrar a mi Dios en Jesucristo, tu Hijo.
¡Qué poco tiempo aprovecho para conocer a Jesús!
Y por eso cometo tantos errores que luego me avergüenzan y me apenan.
Yo quisiera verlo a Dios en tu Jesús. Y a Jesús en mis hermanos. Quisiera seguir siempre por medio de Jesús como mi Camino, y a Jesús como mi Verdad, y con Jesús como mi Vida. Pero mis ignorancias y mi egoísmo me dominan a cada paso y ofendo a Dios en mis hermanos.
Te pido un corazón purificado y arrepentido, la fuerza para levantarme y comenzar siempre de nuevo, y la fidelidad para ser consecuente y perseverante en la fe como tú lo fuiste.
Y en la hora de mi muerte, depárame un sicnero arrepentimiento y la presencia de un sacerdote que me abra las puertas a la felicidad que espero, por el amor que te tengo y por el amor que Dios me tiene.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
Es característico del icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ese triste mirar que se clava en nuestros ojos apenas se cruzan con los suyos.
Nos mira así a causa del sufrimiento de su Hijo y de sus hijos. Porque hemos causado el dolor de la Madre al hacernos responsables de la muerte del Hijo.
Nos mira triste, porque nos ve ansiosos y desorientados, porque andamos a la búsqueda de lo secundario y nos olvidamos de lo principal, que es el Reino de Dios.
Nos mira triste, porque es compasiva y sabe de nuestras necesidades y le duelen nuestros dolores.
Antes que abramos los labios, ya sabe lo que precisamos, como lo supo en las bodas de Caná antes que se lo avisaran, y rogó con autoridad a Jesús el milagro de cambiar el agua en vino.
Nos mira triste porque quiere acompañarnos en nuestras penas. Pero nos ofrece la solución, que es Jesús.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: me reconozco culpable de haber causado con mis pecados el sufrimiento de Jesús y el tuyo. He sido ingrato con mi Padre Dios al alejarme de Él y al impedirle amarme como Él quisiera.
He querido elegir el camino por mi cuenta, para buscar la felicidad a mi modo.
Ahora reconozco que, al alejarme del Señor, me he estado destruyendo. Quiero comenzar a amar de veras a Dios y mis hermanos, olvidándome de mí mismo.
Madre mía, haz que tenga un corazón nuevo y un espíritu nuevo: el Espíritu de Jesús. Que no vuelva a alejarme de mi Padre Dios.
Confío en la misericordia del Señor y en Vos espero.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
Una cruz y una estrella adornan la frente de la Virgen del Perpetuo Socorro. No se han pintado allí sino para significar algo. ¿Estrella de la mañana?... El Papa Pablo VI nos enseñó a llamarla: "Estrella de la Evangelización".
Esa cruz y esa estrella son símbolos muy gráficos de la evangelización que consiste en hacer hombres nuevos, para alcanzar una humanidad nueva, mediante el anuncio del Amor del Padre, que nos salva por la cruz y la Resurrección de Jesús.
Jesús murió en la cruz y derrotó al pecado con sus consecuencias de sufrimiento y de muerte. Una vez resucitado nos espera "a la derecha de Dios Padre" y junto a Ti, Madre del Perpetuo Socorro, como una estrella que nos marca el destino y nuestro destino final.
La Madre del Perpetuo Socorro, por mandato del Papa Pio Nono, es compañera inseparable de los Misioneros Redentoristas en sus trabajos de evangelización. Por eso la tienen como Reina de las Misiones, como el apoyo indispensable para mover los corazones al cambio de cada persona para la transformación de toda la sociedad.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Virgencita Misionera del Perpetuo Socorro, te pido que abras mi corazón para que yo acepte y viva la noticia que me anuncias del Amor de mi Padre Dios.
Ayúdame a conocer cada día mejor a Jesús para que yo pueda transformarme también en un anunciador y en un testimonio del amor.
Hombres y mujeres nuevos, liberados de la vejez del pecado. Hombres y mujeres transformados con la vida nueva de Jesús resucitado y la fuerza del Espíritu, para un mundo de amor y de servicio, es lo que te pedimos, Madre del Perpetuo Socorro.
Hombres y mujeres nuevos te pedimos, que sepan dejarlo todo para seguir a Jesús pobre, casto y obediente: como sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos consagrados.
Que la Sangre de Jesús y tus lágrimas no queden ineficaces para nosotros, sino que se conviertan en vida pujante y fecunda.
AMÉN.
Tres Ave, María
Meditación
En la pintura bizantina como en el icono del Perpetuo Socorro, cada rasgo tiene su significado. Así, las manos de la Virgen, tan grandes y tan femeninas. Con una sostiene al Niño y con la otra acoge el gesto de sus dos manitos, que buscan refugio y socorro ante el temor de la Pasión, expresado por la sandalia que cae.
La Madre se nos muestra como SOCORRO del Niño, como protección y defensa. Ella cumplió esa misión desde el anuncio del ángel hasta el último y doloroso servicio del descendimiento y sepultura del Viernes Santo.
Su socorro fue cariñoso en Belén, acongojado y fatigoso en Egipto, dulce y hacendoso en Nazaret durante los treinta primeros años.
Ahora Jesús está junto al Padre. El Cristo presente sobre la tierra somos todos nosotros los que formamos la Iglesia: Cuerpo viviente y visible de Cristo, aquí y ahora.
María continúa su misión con nosotros y con la misma solicituad. Con razón la invocamos como la Madre del Perpetuo Socorro.
Ella no ha cambiado, y su preocupación por socorrer a sus devotos es perpetua: no se cansa jamás.
* MADRE AMABLE DE MI VIDA
Auxilio de los cristianos,
La gracia que necesito
Pongo en tus benditas manos.
Dios te salve María…
* Tú que sabes mis pesares
Pues todos te los confío
Da la paz a los turbados
Y alivio al corazón mío
Bendita sea tu pureza…
* Y aunque tu amor no merezco
No recurriré a ti en vano
Pues eres madre de Dios
Y auxilio de los cristianos
Dios te salve María…
* Acuérdate oh madre Santa
Que jamás se oyó decir
Que alguno te haya implorado
Sin tú auxilio recibir
Por eso con fe y confianza
Humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
Este favor yo te pido:
Pedir la gracia que se desea
y decir siete veces: MADRE DEL PERPETUO SOCORRO, RUEGA POR NOSOTROS
Oración
Madre del Perpetuo Socorro: Ya que has querido llamarte con ese nombre, tan dulce y esperanzador, yo me pongo totalmente a tu servicio para que te hagas cargo de mí. Socórreme siempre y en todas mis necesidades. Te confío a todas las personas que amo, aquellas con las cuales vivo y trabajo; a mi familia, a mis amigos y también a los que me han hecho daño y a los cuales perdono porque Dios me manda perdonarlos.
Te prometo que, ante cualquier aflicción o necesidad, acudiré a Ti con la confianza del hijo con su madre.
Que nunca me canse de invocarte ni de aprender tus lecciones de amor a Jesús y a mis hermanos.
Que pueda cumplir generosamente la misión que el Señor me ha confiado en esta vida. Que pueda morir en la amistad de Jesús y en tus brazos. Que pueda luego verte y ser feliz con todos los hijos de Dios en el cielo.
AMÉN.
Tres Ave, María
GOZOS
I
Eres Socorro perpetuo;
Ven pues te imploro,
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
II
Oye, ¡oh Virgen pura!
Las preces fervorosas,
que suben amorosas
a tu santo altar.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
III
A vuestro fiel devoto
dad ánimo constante,
su paso vacilante
a la virtud guiad.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
IV
A mi voluble pecho
librad de la flaqueza;
prestadle fortaleza,
que viva sin pecar.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
V
Manchada por la culpa
la frente doblo y lloro:
a tus pies imploro
clemencia y caridad.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
VI
Al alma descuidada
libra de la tibieza,
y dale con presteza
fervor en la piedad.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
VII
En el triste valle,
del padecer cansado,
te pido desdichado
consuelo celestial.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
VIII
Si ruge la tormenta
si mi virtud declina
estrella matutina,
mis fuerzas alienta.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
IX
En la prisión del fuego.
Con la terrible muerte,
feliz será mi suerte
al logro yo exclamar:
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
X
En la pasión del fuego.
Se dulce Redentora;
mis Penas, gran Señora
dígnate aliviar.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
XI
Me sea permitido,
oh Madre tan querida,
Por tierna despedida,
Cantarte sin cesar.
Ven a mi socorro,
Oh Madre de bondad.
ORACIÓN FINAL
¡Oh María! Ya que para inspirarme confianza, te quisiste llamar Madre del Perpetuo Socorro;
Yo aunque indigno de ser inscrito en el afortunado número de tus siervos,
deseando no obstante participar de los benéficos efectos de tu misericordia,
postrado ante tu trono te consagro mi entendimiento, para que piense siempre en el amor que mereces;
te consagro mi lengua, para que ensalce tus grandes prerrogativas y propague tu devoción;
te consagro mi corazón, para que después de Dios, te ame sobre todas las cosas.
Recíbeme oh Gran Reina, en el venturoso número de tus siervos;
acógeme bajo tu protección, socórreme en todas mis necesidades espirituales y temporales,
especialmente en el peligroso trance de mi agonía.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Sé que me amas más de lo que yo puedo amarme a mí mismo;
por eso, te constituyo como Señora de mis intereses, e intercesora de todas mis necesidades
Dispón, pues, libremente de mí y de cuanto me pertenece conforme te agrade.
Bendíceme oh Madre mía y con tu poderosa intercesión fortalece mi flaqueza,
a fin de que, sirviéndote fielmente en esta vida, pueda alabarte, amarte y darte gracias en la vida eterna.
Amén.
Jaculatoria
¡Oh Madre, Madre del Perpetuo Socorro, ruega por mí!
¡Seas amada, seas alabada, seas invocada, seas eternamente bendita, ¡oh Virgen del Perpetuo Socorro!, mi esperanza, mi amor, mi Madre, mi refugio y mi vida.
Amén.
BENDICIÓN FINAL
† Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros, no apartes, ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes; y ya que nos amas tanto como verdadera Madre, haz que nos bendiga: el Padre, el Hijo ✠, y el Espíritu Santo. Amén.