Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Dulce Jesús de mi vida, prenda de mi corazón, a tus pies yo me arrodillo y te pido perdón, te pido de penitencia me des la absolución, por si este día, esta noche, me muero; me sirva de confesión.
Que el padre me dé su gracia, y el hijo su bendición, que la Santísima Virgen María me conforte, por si a la hora de mi muerte no puedo pedir perdón, ahora te lo pido con un acto de contrición:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Plegaria de unión al Sacrificio de Cristo Jesús
¡Señor, Dios, Padre Todopoderoso! Por medio del Corazón Inmaculado de María, yo te ofrezco a Jesús, tu Hijo muy amado, abrasado por el fuego del Espíritu Santo, con las alabanzas que te tributa, su acción de gracias, peticiones y expiaciones; para que el mismo Jesús sea mi alabanza ante el trono de tu majestad, mi acción de gracias por los beneficios que tu mano derrama, mi petición del auxilio necesario para no sucumbir a la tentación y hacer siempre tu santa voluntad, y mi expiación por todos mis pecados, negligencias y omisiones. No mires, Señor, mi gran indignidad, sino el precio infinito de lo que te ofrezco: tu mismo Hijo abrasado por el fuego del Espíritu Santo, y el medio por el que te lo ofrezco, el Inmaculado Corazón de María. Amén.
Acto de Consagración a Jesús Misericordioso
Oh Jesús misericordioso, tu bondad es infinita y los tesoros de tu gracia son inagotables. Me abandono a tu Misericordia que sobrepuja a todas tus obras, me consagro enteramente a Tí, para vivir bajo los rayos de tu gracia y de tu Amor, que brotaron de tu Corazón traspasado en la Cruz. Quiero dar a conocer tu Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, especialmente con los pecadores, consolando y asistiendo a los pobres afligidos y enfermos. Mas, tú me protegerás como cosa tuya, pues todo lo temo de mi debilidad y todo lo espero de tu Misericordia. Que toda la humanidad comprenda el abismo insondable de tu Misericordia, a fin de que poniendo toda su esperanza en ella, pueda ensalzarla por toda la eternidad.
Amén.
(Un Padrenuestro, con sus respectiva Avemaría y Gloria)
En el primer día de la Novena vamos a estar presentando a la Misericordia de Dios a todos los pecadores.
Intención del primer día de la Novena.
"Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi misericordia. De esta forma Me consolarás de la amarga tristeza en que Me sume la pérdida de las almas" (Diario, 1210)
Oración:
Jesús tan misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo.
Oh omnipotencia de la Divina Misericordia, Salvación del hombre pecador, Tú eres la misericordia y un mar de compasión, Ayudas a quien Te ruega con humildad.
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a nosotros pobres pecadores que estamos encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia para que alabemos Tu omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1211)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy, tráeme la humanidad entera, especialmente a los pecadores y sumérgelos en el océano de mi Misericordia. Así endulzarás la amargura que tengo por la pérdida de las almas».
Oh Misericordioso Jesús, cuyas principales prerrogativas son la Misericordia y el Perdón, no mires nuestros pecados sino la esperanza que tenemos en tu infinita bondad; tómanos bajo la protección de tu Misericordioso Corazón a todos y no rechaces a ninguno. Te lo rogamos por el amor que te une al Padre y al Espíritu Santo, en la unidad de la Santísima e inescrutable Trinidad.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con los ojos de tu Misericordia a toda la humanidad y, sobre todo, a los pobres hijos tuyos, cuya única esperanza es el Corazón Misericordioso de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Por los méritos de su dolorosa Pasión, derrama sobre nosotros tu misericordia, a fin de que glorifiquemos por todos los siglos tu bondad y tu omnipotencia.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el segundo día de la Novena vamos a estar presentando a la Misericordia de Dios a todos los sacerdotes y religiosos.
Intención del segundo día de la Novena.
"Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad" (Diario, 1212)
Oración:
Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en las almas de Tus sacerdotes, Religiosos y Religiosas, para que realicen dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que los vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
La fuente del amor de Dios, vive en los corazones limpios, purificados en el mar de misericordia, resplandecientes como las estrellas, claros como la aurora.
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén. (Diario, 1213)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los sacerdotes y religiosos y sumérgelos en mi insondable Misericordia. Fueron ellos los que me dieron fuerza para soportar mi Dolorosa Pasión. Por medio de ellos, como a través de canales, mi Misericordia fluye sobre la humanidad». Oh misericordioso Jesús, fuente de todo bien acrecienta la gracia en las almas de los sacerdotes y religiosos, a fin de que puedan cumplir con decoro y con frutos sus deberes en tu viña. Haz que ellos con la palabra y con el ejemplo conduzcan a todos los hombres a honrar a tu Divina Misericordia. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las filas de aquéllos que trabajan en tu viña, las almas de los sacerdotes, de los religiosos y religiosas que son objeto de la predilección especial de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Protégelos con la fuerza de tu bendición y concédeles tu luz, de manera que llenos de celo guíen a los fieles por el camino de la salvación y les transmitan tu Misericordia.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el tercer día de la Novena a la Misericordia llevamos a las almas devotas y fieles a la Misericordia de Jesús
Intención del tercer día de la Novena.
"Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura" (Diario de Sor Faustina, 1214)
Oración por la misericordia.
Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu misericordia les concedes a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el extraordinario amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial
Son impenetrables las maravillas de la misericordia, no alcanza a sondearlas ni el pecador ni el justo, miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario de Sor Faustina, 1215)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme todas las almas fieles y piadosas; sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Ellas me han consolado a lo largo de la vía del Calvario; ellas fueron una gota de consuelo, en medio de un océano de amarguras». Oh Misericordioso Jesús, que derramas sobre todos los hombres copiosas gracias que proceden del tesoro de la Divina Misericordia, acoge a todos los fieles cristianos bajo la protección de tu Corazón misericordioso y no rechaces a ninguno. Te lo rogamos por el Amor que te une con el Padre y el Espíritu Santo en la unidad de la santa e inescrutable Trinidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con los ojos de tu Misericordia las almas de los fieles y, por la dolorosa Pasión de tu Hijo, dales tu bendición sosteniéndolos con tu constante protección. Haz que no pierdan jamás tu amor y el tesoro de la santa fe, sino que exalten tu Divina Misericordia, juntamente con el ejército de Ángeles y Santos.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el cuarto día de la Novena vamos a estar presentando a la Misericordia de Dios a todas aquellas personas que no creen en Dios.
Intención del cuarto día de la Novena.
"Hoy, tráeme a los que no creen en Cristo y aquellos que todavía no conocen a Dios. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro celo consoló Mi corazón. Sumérgelos en el mar de Mi misericordia". (Diario de Sor Faustina, 1216)
Oración por la misericordia.
Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de los que no creen en Cristo y que todavía no te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón
La Luz de Tu amor ilumine las tinieblas de las almas. Haz que estas almas Te conozcan, y junto con nosotros glorifiquen Tu misericordia
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los que no creen en Cristo y de los que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario de Sor Faustina, 1217)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme a los que no creen en mí y a los que no me conocen todavía. En mi amarga Pasión he pensado también en ellos y su futuro fervor consolaba mi Corazón. Sumérgelos ahora en el océano de mi Misericordia». Oh misericordioso Jesús, que eres la luz del mundo, acoge bajo la protección de tu Corazón Misericordioso a las almas de los paganos y de los infieles que todavía no te conocen. Haz que un rayo de tu gracia los ilumine, para que con nosotros, también ellos exalten las maravillas de tu Misericordia por toda la eternidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las almas de los paganos e infieles que no conocen aún el Corazón misericordioso de tu Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo. Ilumínalas con la luz del santo Evangelio, a fin que comprendan la felicidad que es amarte y exaltar tu Misericordia por toda la eternidad.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el quinto día de la Novena vamos a estar presentando a la Misericordia de Dios los hermanos separados que todavía no aceptan la fe verdadera.
Intención del quinto día de la Novena.
"Hoy, atráeme a las almas de los hermanos separados, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian Mi Pasión" (Diario de Sor Faustina, 1218)
Oración por la misericordia.
Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de los hermanos separados y llévalas con Tu luz a la unidad de la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivísimo Corazón, sino que haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu misericordia
También para aquellos que rasgaron la vestidura de Tu unidad brota de Tu Corazón la fuente de piedad. La omnipotencia de Tu misericordia, oh Dios, puede sacar del error también a estas almas
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas (de los herejes y de los cismáticos)* que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario de Sor Faustina, 1219)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Son aquellas que en mi amarga agonía desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Pero a medida que se reincorporan a ella, sanan mis heridas, y de este modo sirven de bálsamo a mi Pasión». Oh misericordioso Jesús, que eres la misma bondad y no rehúsas tu luz a quien confiando en ti la implora; toma, bajo la protección de tu misericordioso Corazón, las almas de los herejes y cismáticos, dales la luz de tu gracia a fin de que se incorporen al seno de la santa Iglesia para que junto con nosotros exalten tu liberalísima Misericordia por toda la eternidad.
Eterno Padre, mira con ojos de Misericordia las almas de aquéllos que están lejos de la verdadera fe y viven en el error, obstinándose en sus errores. No mires, Señor, su malicia; recuerda el amor de tu Hijo y su dolorosa Pasión, en el cual con tanto fervor te pedía: «Que sean todos una sola cosa… (Juan, 17, 12). Haz que estas almas vuelvan pronto a la santa Unidad, para que juntamente con nosotros glorifiquen tu Misericordia por los siglos de los siglos
Amen.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el sexto día de la Novena a la Misericordia llevamos a Jesús a las almas mansas y humildes y la de los niños pequeños
Intención del sexto día de la Novena.
"Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en Mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia; concedo Mi confianza a las almas humildes" (Diario de Sor Faustina, 1220)
Oración por la misericordia.
Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad (Diario de Sor Faustina, 1221)
De verdad el alma humilde y mansa ya aquí en la tierra respira el paraíso, y del perfume de su humilde corazón se deleita el Creador Mismo (Diario de Sor Faustina, 1222)
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén. (Diario de Sor Faustina, 1223)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas de los niños y de los mansos y humildes como ellos; sumérgelos en mi Misericordia. Se asemejan a mi Corazón y ellas son las que me dieron fuerza en mi dolorosa agonía. Las he visto entonces como ángeles terrestres, velando junto a mis altares. Sobre ellas derramo los ríos de mis gracias, porque sólo el alma humilde es capaz de recibir mi gracia. Honro a las almas humildes con mi Confianza».
Oh misericordioso Jesús, tú que me has dicho: «aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón», acoge bajo la protección de tu misericordiosísimo Corazón las almas de los niños, y de aquellos que, hechos mansos y humildes, se asemejan a ellos. Florezcan ante el Padre Celestial como flores perfumadas que alegren el cielo. Haz que estas almas permanezcan firmes en tu Corazón y exalten tu Misericordia por toda la eternidad.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia a los niños y a las almas mansas y humildes que son más semejantes a tu amado Hijo y que con el perfume de sus virtudes alegran tu trono. Te rogamos, por el gozo que ellas te dan, les concedas tu bendición, extendiéndola al mundo entero, para así poder exaltar tu Misericordia por toda la eternidad.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el séptimo día de la Novena vamos a estar presentando a la Misericordia de Dios a todas esas almas mansas, puras y humildes, así como el alma de los niños pequeños.
Intención del día séptimo de la Novena.
"Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte" (Diario de Sor Faustina, 1224)
Oración por la misericordia.
Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte
El alma que ensalza la bondad de su Señor es por Él particularmente amada. Está siempre al lado de la fuente viva y saca gracias de la Divina Misericordia.
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo:
"A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte". Amén. (Diario de Sor Faustina,1225)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas que honran y glorifican de manera particular mi Misericordia. Estas almas participan de los sufrimientos de mi Pasión y penetran más profundamente en mi Espíritu. Ellas son vivo reflejo de mi Corazón Misericordioso. En la eternidad estas almas brillarán con un resplandor particular y ninguna de ellas irá al infierno. Cada una tendrá mi asistencia en la hora de la muerte». Oh Jesús misericordioso, tu Corazón lleno de compasión es el mismo Amor. Acoge bajo la protección de tu misericordioso Corazón a las almas que se han dedicado particularmente a la adoración de la Divina Misericordia, exaltando sus grandezas. Asiste a las almas que toman todas sus fuerzas de la gracia divina, y que unidas a ti, en el dolor y en la prueba quieren llevar sobre sus débiles hombros el enorme peso del mal que ha afligido a la humanidad entera. Concédeles el don de la perseverancia, de la fortaleza y de la paciencia.
Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de misericordia las almas de aquéllos que con especial celo la adoran, y que, con palabras y obras, te glorifican e imitan siendo misericordiosos con sus pobres hermanos; te rogamos concedas a estas almas, que, llenas de esperanza recurren a ti, la inmensa gracia de tu Misericordia, según tu promesa de «protegerlos en todas partes como tu propia gloria, siempre y especialmente en la hora de la muerte».
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el octavo día de la Novena vamos a presentar a Cristo a esas almas que aún se encuentran pagando sus penas en el Purgatorio.
Intención del día octavo de la Novena.
"Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia. Tú tienes todo el poder para llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia" (Diario de Sor Faustina, 1226)
Oración por la misericordia.
Jesús misericordiosísimo, Tu Mismo has dicho que deseas la misericordia; heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu misericordia
Del tremendo ardor del fuego del purgatorio se levanta un lamento a Tu misericordia. Y reciben consuelo, alivio y refrigerio en el torrente de Sangre y Agua derramado
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo Tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites. Amén. (Diario de Sor Faustina, 1227)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas que se encuentran en el Purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi Misericordia, para que los torrentes de mi Sangre alivien sus sufrimientos. Todas estas pobres almas están en mi Corazón mientras satisfacen a la Justicia Divina. Vosotros tenéis la posibilidad de llevar a ellas un alivio. Saca todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas por ellas. ¡Oh! si vosotros conocierais sus tormentos, no dejaríais de ofrecer a ellas la limosna de vuestras oraciones y de pagar sus deudas que tienen con mi Justicia». Oh misericordioso Jesús, que has dicho: «Sed misericordiosos como lo es mi Padre que está en los cielos»; toma bajo la protección de tu Corazón misericordioso a las almas del Purgatorio. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón misericordioso apaguen las llamas del Purgatorio, a fin de que también allí sea alabada la infinita potencia de tu Misericordia. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia a las pobres almas del Purgatorio; por la dolorosa Pasión de Jesucristo nuestro Salvador y por la amargura que en aquellas horas llenó su Sacratísimo Corazón demuestra tu Misericordia con aquéllos que están sujetos a tu justa cólera. Te rogamos mires a estas almas sólo a través de las llagas de tu amadísimo Hijo y Señor nuestro, Jesucristo, cuya Misericordia sobrepuja a la Justicia.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
En el noveno día de la Novena vamos a presentar a Cristo a esas almas tibias que no saben adorar a Jesús como él se lo merece, y en cambio, van dando un testimonio contrario a su misericordia.
Intención del día noveno de la Novena.
"Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren Mi Corazón. A causa de las almas tibias, Mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mí este cáliz, si es Tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a Mi misericordia". (Diario de Sor Faustina, 1228)
Oración por la misericordia.
Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo
El fuego y el hielo no pueden estar juntos, ya que se apaga el fuego o se derrite el hielo. Pero Tu misericordia, oh Dios, puede socorrer las miserias aún mayores
Oración:
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias, que sin embargo, están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia.
Amén.(Diario de Sor Faustina, 1229)
PALABRAS DE NUESTRO SEÑOR: «Hoy tráeme las almas tibias y sumérgelas en el océano de mi Misericordia. Estas almas hieren más dolorosamente mi Corazón. En el Jardín de los Olivos, éstas me inspiraron la más grande repugnancia y me arrancaron este lamento: ¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya! (Lc. 22,24). Para ellas la última tabla de salvación es recurrir a mi Misericordia».
Oh misericordioso Jesús, que eres la Bondad misma, acoge bajo la protección de tu Corazón misericordioso a todas las almas tibias, que, semejantes a cadáveres en putrefacción te llenaron de horrores en Getsemaní. Derrite el hielo de estas almas con el fuego de tu purísimo Amor, para que puedan ellas exaltar tu Misericordia por toda la eternidad. Y tú, oh Padre Eterno, mira con ojos de Misericordia las almas tibias, que en Getsemaní arrancaron al piadosísimo Corazón de tu Hijo el doloroso lamento: «Pase de mí este cáliz». Por la amarga Pasión de tu muy amado Hijo y Señor nuestro, Jesucristo, y por su agonía en la Cruz, te rogamos las inflames con nuevo celo por tu gloria; derrama en sus corazones el verdadero amor, para que, haciendo obras de misericordia aquí en la tierra, puedan exaltar tu Divina Misericordia por toda la eternidad.
Amén.
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero"
Repetir tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero".
Jaculatoria: "Oh, sangre y agua que brotaron del Sagrado Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros, Jesús en Ti confío".
Oración final:
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia, Amén.
BENDICIÓN FINAL
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos de la pelea, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Reprímele Dios como rendidamente se lo suplicamos, y tú, príncipe de la milicia celestial, armado del Poder Divino, precipita al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que para la perdición de las almas andan por el mundo.
Amén.
† Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros, no apartes, ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes; y ya que nos amas tanto como verdadera Madre, haz que nos bendiga: el Padre, el Hijo ✠, y el Espíritu Santo.
Amén.