Lectura del día

Novena a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Novena a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICCIÓN

Dulce Jesús de mi vida, prenda de mi corazón, a tus pies yo me arrodillo y te pido perdón, te pido de penitencia me des la absolución, por si este día, esta noche, me muero; me sirva de confesión.
Que el padre me dé su gracia, y el hijo su bendición, que la Santísima Virgen María me conforte, por si a la hora de mi muerte no puedo pedir perdón, ahora te lo pido con un acto de contrición:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA

Soberana Reina de los Cielos y de la tierra, que por amor a los hombres pecadores os dignásteis apareceros a vuestra humilde sierva, Sor Catalina Labouret, con las manos cargadas de gracias celestiales en favor de los que os invocan con fe y devoción; vednos postrados ante vuestra imagen suplicándote humildemente un rayo de luz que ilumine nuestra mente y abrase nuestro corazón en vuestro santo servicio, a fin de que conociendo vuestras misercordias encerradas en vuestra Santa Medalla, logremos participar de vuestros merecimientos y conseguir por ello la salvación de nuestra alma.
¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, que te apareciste a santa Catalina Labouré en actitud de “mediadora”, para el mundo entero y cada alma en particular, entregamos a tus manos y confiamos a tu corazón nuestras súplicas. Dígnate presentarlas a tu Divino Hijo y concédenos lo que te pedimos, si está conforme a la voluntad Divina y útil a nuestras almas.
Amén.

Padre Nuestro... Gloria...

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Madre de los profetas y los mártires, la fe que te iluminó y la Palabra en que creíste, nos acompañe en esta novena que dirigimos en tu honor bajo la advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que todos reunidos entorno a tu Hijo podamos recuperar la frescura del Evangelio y anunciar con gozo la esperanza a un mundo dividido por las discordias.
Tus rayos nos infunden la seguridad de que nuestra historia está confiada a la misericordia de Dios que nos ama y que nos ilumina constantemente en las noches oscuras y dolorosas de nuestra vida. Hoy más que nunca gritamos al cielo implorando un nuevo renacer, que Tú nos ayudes a germinar en nuestros corazones la palabra de Nuestro Señor y a anunciarlo vivo y resucitado entre nuestros hermanos.
Amén.

- Oh María sin pecado concebida- Rogad por nosotros que recurrimos a Tí.

Avemaría...


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GOZOS

I
Madre Milagrosa, de ternura y compasión,
que haciendo historia de salvación
vas caminando siempre con tu pueblo
que a ti clama en la aflicción.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

II
En mil ochocientos treinta,
en Francia, Calle del Bac,
a una pobre novicia,
la Virgen Santa se apareció.
Eran vísperas de San Vicente,
noche silenciosa de julio,
cuando la Madre dejó su trono
y en una pequeña capilla se presentó.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

III
Siendo la media noche
un Ángel se apareció
para darle un anuncio
de parte de la Madre de Dios.
Las luces se iban prendiendo,
las puertas se iban abriendo,
y, al llegar a la capilla, la Hermana ansiosa la esperó.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

IV
La voz del cielo anunciaba:
¡Qué la Madre llegó!
La sede sacerdotal
con humildad ella ocupó.
La Hermana Catalina
sus manos colocó
en las piernas de la Madre
y misión ella le encomendó.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

V
En una mañana de noviembre
los sentidos no lo percibieron,
pero un corazón atento
nuevamente a la Madre observó.
Las insignias de la medalla
que Catalina vio, se han convertido
en fuente de milagro y de amor.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

VI
“Haz acuñar una medalla”,
la Virgen le pidió,
para ser portada por los fieles
Con gran devoción.
Madre Santa, tu gran
Medalla es emblema de tu amor;
hoy nosotros la portamos
en señal de filiación.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

VII
Sea por Jesús, sea por María,
sea por el ejemplo de los Santos que nos guían.
Y que por la Medalla Milagrosa
alcancemos la gracia de convertir
Nuestros dolores en alegrías.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

VIII
¿Quién podrá contar, Señora,
Los prodigios que habéis hecho
Con el que llevara al pecho
La medalla y os implora?
Llevémosla noche y dia
Con tierna veneración.

Oh María concebida sin pecado,
ruega por nosotros que acudimos a Ti.

Novena a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

℣. Ruega por nosotros, ¡oh Santa María!, Reina concebida sin pecado original.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Yo os saludo, dulcísima Virgen María, Madre de Dios, y os elijo por mi amantísima Madre. Le suplíco que me admitá por hijo y siervo vuestro, pues yo no quiero tener otra Madre y Señora que sólo a Vos. Ruégo también, ¡oh piadosa y tierna Madre mía!, que me gobierne y me defienda en todas las acciones de mi vida porque soy un pobre infeliz pecador, que en todos los instantes necesito de vuestra ayuda y protección. Ea, Virgen Santísima, hacedme participante de todos vuestros bienes y de vuestras virtudes, principalmente de vuestra santa humildad, de vuestra excelsa pureza, de vuestra ardiente caridad; pero sobre todo alcanzadme la gracia ( Aquí se expresa la gracia que se desea obtener de la Virgen). No me digáis, ¡oh Madre benignísima!, que no podéis concedérmela, porque vuestro amantísimo Hijo os ha dado todo poder tanto en el Cielo como en la tierra. También estoy seguro que no me desecharéis, porque Vos sois la Madre común de todos los hijos de Adán, y singularmente lo sois mía. Ya pues, que sois mi Madre y al mismo tiempo sois poderosísima, ¿qué es lo que podrá moveros a negarme vuestra excelencia? Atended, Madre mía, mandad, que en calidad de tal estáis en cierta manera obligada a concederme lo que os pido y acceder a mis ruegos. Sed, pues, bendita y ensalzada en el Cielo y en la tierra; alcanzadme de Dios que haga participante de todos los bienes y de todas las gracias que sean del agrado de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, objeto de todo mi amor ahora y por todos los siglos.
Amén.

Padrenuestro... Avemaría... Gloria...

BENDICIÓN FINAL

   Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen poderosa. Envuélveme en los rayos de tus gracias, para que, a la luz y al calor de esos rayos, me vaya desapegando de las cosas terrenas, y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que me acojas en las puertas del cielo; y me concedas tu Santa bendición:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.