Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Dulce Jesús de mi vida, prenda de mi corazón, a tus pies yo me arrodillo y te pido perdón, te pido de penitencia me des la absolución, por si este día, esta noche, me muero; me sirva de confesión.
Que el padre me dé su gracia, y el hijo su bendición, que la Santísima Virgen María me conforte, por si a la hora de mi muerte no puedo pedir perdón, ahora te lo pido con un acto de contrición:
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh san José, que fuiste padre de Jesús sobre la tierra. Nosotros te tomamos como padre y modelo. Te pedimos que vengas en nuestra ayuda. Necesitamos tu protección para atravesar las dificultades de nuestra vida. Necesitamos tu fortaleza y fe, que nos ayude a vivir como tú, obedientes y confiados, atentos a la voluntad del Padre. Ayúdanos a decir siempre: “Que se haga tu voluntad, Señor”.
San José, hombre justo y obediente, alegre y cumplidor de la voluntad de Dios, al casarte con la Virgen María, al nombrar a Jesús, al pastorear a la Sagrada Familia a través de su peregrinación de Egipto y llevarlos a salvo a Nazaret y darles allí sustento y protección, te hace digno de un verdadero padre e hijo de Dios, un hombre trabajador y de gran valor. Te ruego que, siguiendo tu ejemplo, sea también yo un pilar para mi familia y un buen trabajador.
Amén.
San José obrero, patrono de los trabajadores, ruega por nosotros
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
“¿Podemos encontrar otro hombre que tenga en igual medida el espíritu de Dios?” Genesis 41, 38
En el proyecto divino de Dios, san José fue recibido en su nacimiento por la alegría y la sonrisa de la Santísima Trinidad. Cada una de las tres personas divinas obraron y dejaron su propia huella en el alma de esta criatura, elegida para un destino tan alto, como silencioso y oculto.
Dios Padre lo preparó para la misión de ser esposo de María y a la responsabilidad de ser padre adoptivo de su divino Hijo.
Dios Hijo lo amó con un amor único y particular, lo llamó con el dulce nombre de “padre”, lo respetó y escuchó como hijo dócil y obediente.
Dios Espíritu Santo lo enriqueció con dones, gracias y carismas particulares, para que pudiese desarrollar con humilde abandono su papel en el plano de la salvación.
El nacimiento de san José es como el primer resplandor, que, en el firmamento celeste, preanuncia la aurora de las primeras horas del día en María, y el resplandor del sol al mediodía en Jesús.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Oh gran San José,
Mi santo protector y que aboga por mí
Siempre que lo necesito,
Hoy recurro a ti para que me implores
Para que me implores la gracia
Por la que me ves suplicar ante ti.
Reconozco mis fallas y
Cada uno de mis pecados
Que no hacen bien ni a Dios ni a mí.
Te imploro que me prestes socorro,
Suplas mi falta
Para volver a tu templo y
Pueda ser reconocido por ti.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Escucha el consejo y acepta la corrección, para que seas sabio el resto de tus días” Proverbios 19, 20
Interpretamos que san José vivió su adolescencia con sencillez, en la docilidad y en el respeto hacia sus padres. El amor respetuoso y confiado de san José hacia sus padres fue un amor en continuo crecimiento, porque por disponibilidad natural, presente en cada niño, fue convirtiéndose progresivamente en una virtud, sostenida por su interés y ayuda de Dios.
José observó con fe y convicción el mandamiento divino: honrar al padre y a la madre. En ellos no vio solo personas maduras y expertas, sino a Dios mismo, que se sirve de sus criaturas y las eleva a la dignidad y responsabilidad de ser colaboradores en la acción del crecimiento humano y espiritual del hombre.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Nunca olvido, mi poderoso San José,
Que ninguna persona en el mundo,
Por más pecados que haya cometido,
Le hayas defraudado
Porque tú eres un ser de luz
Que le ha brindado su apoyo
A los más afligidos,
A los oprimidos y a los enfermos
Que recurren a tus brazos
Por protección.
No permitas, mi buen santo,
Que yo sea el único que
Me quede sin tu protección y sin tu consuelo.
Sé bueno conmigo y yo exaltaré
Tu nombre hacia nuestro Dios.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Ya que poseemos muchas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que mancha el cuerpo o el espíritu, llevando a término la obra de nuestra santificación en el temor de Dios” 2 Corintios 7, 1
San José es un testimonio luminoso y convincente de una vida embellecida por una virtud tan amada por Dios: la pureza.
La pureza ha sido una virtud que san José ha custodiado celosamente durante sus años de juventud y de la vida conyugal, yendo incluso contra la mentalidad de su pueblo y de su tiempo, que solo consideraba como transitoria la elección de vivir casto, y nunca definitiva.
San José ha defendido su pureza de las tentaciones y de los apremios del mundo con la oración y el ayuno. Siempre estuvo dispuesto y feliz de ofrecer a Dios el lirio de su pureza, el mismo lirio que, después con María, ofrecerá de nuevo a Dios, durante los años de la vida conyugal.
El casto esposo de la Virgen puede ayudarnos a comprender la belleza de la pureza, pero sobre todo puede orar, interceder por nosotros en los momentos de tentaciones y en los momentos en los que nuestra pureza puede verse comprometida.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Tú que eres y representas la cabeza
De la sagrada familia,
Te invoco ante nosotros los afligidos
Que necesitamos de tu consuelo
Y de tu ayuda para
Que pueda encontrar el trabajo
Que tanto quiero y me merezco.
Tú sabes que no soy feliz en mi actual empleo,
Por eso confío en ti
Para obtener uno nuevo.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Sobre todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto” Colosenses 3, 14
José y María, son propuestos a los jóvenes que se aman como la pareja que ha llegado a la altura más sublime del amor intenso en toda su extensión, profundidad y plenitud. Ellos experimentan aquel amor que tiene a Dios como fuente y como meta. Son conscientes de haberse encontrado, porque Dios ha puesto a uno en el camino del otro. Se sienten esposos por voluntad de Dios, pero también por elección y aceptación personal. Estos esposos estaban admirados y enamorados el uno del otro, de la belleza espiritual. Tenían privilegiadas cualidades del alma, las únicas que permiten vivir en compañía de Dios sobre la tierra y en completo servicio a los hermanos.
José y María nos enseñan que solo de Dios nace el verdadero amor que une para siempre a un hombre y una mujer. Son el ejemplo y el testimonio más luminoso y completo para los jóvenes de todos los tiempos que se preparan para pronunciar su “sí” definitivo delante de Dios.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Oh San José Obrero,
Que acompañó y cuidó de Jesús
Durante gran parte de su vida,
Te pido que intercedas ante nuestro Dios
Para que pueda encontrar
Un empleo para mí que sea beneficioso
Y me, llene de alegría.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“No llamen “padre” a ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo” Mateo 23, 9
Con la imagen evocadora de la sombra, el Papa Francisco desde la carta apostólica “Patris Corde”, define la figura de san José, que para Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta de su lado para seguir sus pasos. Así José ejerció su paternidad durante toda su vida.
Cada niño lleva siempre consigo un misterio, algo inédito que solo puede ser revelado con la ayuda de un padre que respete su libertad. Un padre es consciente de que completa su acción educativa cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los senderos de la vida, cuando se pone en situación a José, que siempre supo que el Niño no era suyo, sino que simplemente le había sido confiado a su cuidado. Después de todo, es lo que Jesús sugiere cuando dice: “No llamen “padre” a ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo”.
San José es un padre que vela y sueña cuidando a todos aquellos que siguen los pasos de su Hijo. Así como él cuidó de Jesús, casto, pobre y obediente, también cuidará de todos nosotros cada vez que lo necesitemos.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Oh San José,
Solo tú y mi señor Dios,
Sabes cuan necesaria es
La gracia que te pido en este momento
Porque ningún humano puede
Consolarme en este momento.
Espero que tu gran bondad
Puede atender mi súplica.
Oh glorioso santo,
Si me concedes la gracia que
Con tanta insistencia te pido,
Prometo cumplir con devoción hacia ti
Y serte fiel por el resto de mis días.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ello” Lucas 2, 51
La santa Familia de Nazaret es ejemplo a seguir para todas las familias cristianas. Jesús, María y José vivieron cada uno el propio papel con sencillez, autenticidad y amor. Jesús es el hijo dócil y obediente, María es la esposa y madre responsable y generosa, José es el esposo y padre animado de auténtico espíritu de servicio.
Las horas de la jornada estaban armonizadas por la oración común y la lectura de la Palabra de Dios. Los momentos más deseados, esperados, eran aquellos en los que la Sagrada Familia se reunía en una conversación en la que se veía a Jesús como maestro y María y José como discípulos. Jesús, el Hijo de Dios, quiso estar sujeto a un hombre, y José no se apartó de su tarea delicada y comprometida, sino que la vivió con serenidad, responsabilidad y convicción, porque sabía que esa era la voluntad de Dios.
San José nos enseña con su vida que, cualquier cosa que desempeñe el hombre, no debe permitir que su serenidad, silencio y quietud interior, sean turbados por nada.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Oh San José,
Solo tú y mi señor Dios,
Sabes cuan necesaria es
La gracia que te pido en este momento
Porque ningún humano puede
Consolarme en este momento.
Espero que tu gran bondad
Puede atender mi súplica.
Oh glorioso santo,
Si me concedes la gracia que
Con tanta insistencia te pido,
Prometo cumplir con devoción hacia ti
Y serte fiel por el resto de mis días.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Al mismo tiempo nos sentimos seguros, incluso en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia” Romanos 5, 3
San José demostró tener una paciencia heroica en su vida, fue un espejo de paciencia. No exigió conocer el plan completo, explicado paso por paso, antes de que Dios eligiera el momento. Seguramente sintió ansiedad cuando no podía encontrar un lugar para que María diera a luz o cuando escuchó que su familia estaba siendo perseguida. Sin embargo, él esperó con paciencia la revelación del plan de Dios y se sometió por completo a la providencia de Dios.
Ejercitar la paciencia no significa que estaremos libres de las ansiedades de la vida, experimentaremos muchas dificultades que pondrán a prueba nuestro amor y paciencia. La paciencia es una virtud que nos hace sobrellevar con alegría y paz todos los obstáculos de la vida por amor a Dios. Es necesaria la paciencia para alcanzar el cielo, y no hay virtud de más frecuente ejercicio, desde que existe el pecado.
En la vida de san José hubo muchas penas, pero él las padeció con paz, con alegría y completamente resignado a la voluntad de Dios.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
Glorioso San José,
Que tuvo la responsabilidad
De cuidar, proteger y sostener
A María económicamente
Y que también eres el responsable
De la Sagrada Familia,
Te doy gracias por tu bondad.
Tú sabes que estoy en búsqueda de empleo
Y como confío mucho en ti,
Coloco en tus manos
Mi petición para que, con todo tu amor,
Con toda tu misericordia,
Me ayudes a conseguirlo.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él hará su obra” Salmo 37, 5
Entregarse a Dios significa decir “sí” a Dios con el corazón y la voluntad. San José ofrece a la Iglesia su modelo de vida, sometido serenamente y entregado confiadamente a Dios. Se entregó siempre a Dios, incluso cuando estaba desgarrado en el alma y en los afectos, cuando vivió situaciones humanamente incomprensibles y dramáticas. Por ejemplo, la maternidad misteriosa de María, la huida a Egipto, la pérdida del Niño Jesús, y los silenciosos años de la vida en Nazaret. Las pruebas a las que fue sometido san José, fueron muy fuertes y sus sufrimientos muy dolorosos, pero su entrega a Dios fue perfecta y siempre convencido de que así debía ser.
San José dio su aporte silencioso, pero válido, a la obra redentora de Jesús, que lo ha llamado con el dulce nombre de papá.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
San José Obrero,
Que le da esperanza
A todos los padres del mundo
Y que les brinda apoyo y comprensión,
Te pido que me escuches
Y me ayudes a encontrar los medios
Adecuados para poder vivir
En paz y tranquilidad.
Amén.
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
“Estimada a los ojos del Señor es la muerte de sus santos” Salmo 116, 15
Dado que la figura de san José no interviene ni es nombrado durante la predicación de Jesús, la mayoría de los estudios bíblicos piensan que José murió antes de la crucifixión de Jesús. Lo confirma también el hecho de que no esté presente en el momento de la muerte de Jesús, y que Jesús mismo encomiende a María a san Juan, para que la acoja en su casa.
Seguramente, san José se presentó a Dios rico en justicia, en el momento de su muerte y Dios lo acogió en sus brazos con infinito amor.
San José habrá muerto en compañía de Jesús y María, custodiado por su familia, personas santas y perfectas para acompañarlo en su santa y dulce muerte. María y Jesús habrán estado unidos en un coro de oraciones, en la meditación de la Palabra de Dios. San José sereno y confiado porque sus manos se estrechaban con las manos del Hijo de Dios y las de la Madre de Dios, su purísima esposa. El humilde san José se durmió con el beso del Hijo de Dios y se despertó en el abrazo de la Santísima Trinidad.
Obtén para todos aquellos que han pedido mis oraciones, todo lo que les sea útil en el plan de Dios. Quédate cerca de mí en mis últimos momentos para que pueda cantar eternamente las alabanzas de Jesús, María y José.
Amén.
ORACIÓN
San José que da esperanza,
Que escucha a los más desafortunados
Y no olvida a los afligidos,
Te pido que no te olvides de mí,
Escuches mi plegaria
E intercedas a Dios para que
Con la ayuda de ambos
Yo pueda encontrar un empleo
Que sea digno de mi persona.
Te ofrezco mis alabanzas
Y mi completa devoción.
Amén
Padre Nuestro… – Ave, María… – Gloria al Padre…
Invocación: San José, ¡ruega por nosotros!
Oración a San José obrero
Oh glorioso Patriarca San José, humilde y justo obrero de Nazaret, que has hado a todos los cristianos, pero especialmente a nosotros, el ejemplo de una vida perfecta vivida en el trabajo constante y en la admirable unión con María y Jesús, asístenos en nuestro trabajo diario, a fin de que también nosotros, obreros católicos, podamos encontrar en él el medio eficaz de glorificar al Señor, de santificarnos y de ser útiles a la sociedad en la que vivimos, ideales supremos de todas nuestras acciones.
Alcánzanos de Nuestro Señor, ¡oh amadísimo protector nuestro!, humildad y sencillez de corazón, amor al trabajo y compasión y benevolencia hacia nuestros compañeros de labor, conformidad a la divina voluntad en las penas inevitables de esta vida y alegría para soportarlas, conciencia de nuestra misión social particular y sentido de nuestra responsabilidad, espíritu de disciplina y de oración, docilidad y respeto hacia nuestros superiores, fraternidad hacia los iguales y caridad e indulgencia con nuestros subordinados. Acompáñanos en los momentos prósperos, cuando todo nos invita a gustar honestamente de los frutos de nuestras fatigas; pero sostennos en las horas tristes, cuando parezca que el cielo se cierra sobre nosotros e incluso los instrumentos de trabajo parecen rebelarse en nuestras manos.
Haz que, a imitación tuya, siempre tengamos la mirada fija en nuestra Madre María, tu dulcísima esposa, que, en un rincón de tu modesto taller, hilaba silenciosamente, mostrando en sus labios la más suave y gentil de las sonrisas; haz también que no alejemos la mirada de Jesús, que se afanaba contigo en tu taller de capintería, a fin de que podamos llevar sobre la tierra una vida pacífica y santa, preludio de aquella otra vida eternamente feliz que nos espera en el cielo, por los siglos de los siglos.
Así sea.
ORACIÓN FINAL
Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María. A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre. Oh, bienaventurado José, muéstrate padre también de nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal.
Amén.
BENDICIÓN FINAL
† Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros, no apartes, ven con nosotros a todas partes y solos nunca nos dejes; y ya que nos amas tanto como verdadera Madre, haz que nos bendiga: el Padre, el Hijo ✠, y el Espíritu Santo. Amén.